miércoles, 24 de febrero de 2010

Mi restaurante favorito

Por: Kampfwagen®@mansicodeoro


Uf, hace la tira que no meto una posta lobera como es debido. Hoy no es que esté muy inspirado pero bueno, os voy a describir una idea de estas que todo el mundo tenemos y que nunca llevamos a la práctica.
Tiempo ha, mis meninges y yo discurrimos juntamente la idea de que un restaurante bien llevado, podía dar suculentos réditos. Tamién había que tener en cuén que como todo sitio ande va la jente, las modas son muy importantes, luego el sitio en cuestión debía ser innovador y capaz de proponer algo distinto.... ¿el qué?. Hoy se puede encontrar todo tipo de restaurantes, con todo tipo de comidas, con todo tipo de decoraciones, con todo tipo de camareros... excepto uno.
Es el restaurante (imaginario) "Casa La Madre". En este restaurante no se sirve comida rápida, sino comida lenta. El término, aunque se me ocurrió por analogía, no he sido el primero en usarlo si googleamos un poco, pero sí la filosofía del sitio.
En Restaurante Casa La Madre usted no va a encontrar platos de diseño, sino la comida de la que hacen las madres: alubias pintas con chorizo, bacalao a la riojana, coliflor con bechamel, redondo en salsa, porrusalda, merluza a la coskera, ensalada mixta, pollo en pepitoria, berza con patatas, sopa cana, cordero al txilindrón, cardo con jamón, alcachofas, menestra, patatas a lo pobre, pata y oreja, menudillos, callos, calamares en su tinta.... en fin, todo lo que uno encuentra el fin de semana y va a comer a casa de su madre. Por supuesto, todas las cocineras son mujeres mayores de 55 años.
Los postres van en la misma línea: flan casero, cuajada, goshua, bizcocho, tarta de queso, macedonia.... sin florituras, pero todo casero de verdad, hecho como hace mil años. Hecho por expertas.
En Restaurante Casa la Madre usted sabrá cuándo va a entrar, pero no cuándo va a salir, porque la comida empieza a las dos pero acaba cuando quiere. Y como quiere. El Restaurante, antes de entrar, le proporcionará para su estancia unas zapatillas de casa con las que se sentirá más cómodo y podrá ir y venir con los pies calentitos y descansados. No se permiten zapatos ni zapatillas en el comedor.
Las camareras, de similar edad y condición a las cocineras, siempre le preguntarán si quiere usted más cantidad de comida, y de forma maternal. Por supuesto sin incremento de cobro en la factura.
Ni que decir tiene que no puede usted elegir el menú, aquí usted viene, se sienta y nosotras le servimos, que para eso estamos. Claro, podrá elegir entre todo lo que hay preparado, pero esto sólo lo sabrá una vez en el establecimiento o si llama previamente para preguntar.
Si usted necesita lavar alguna prenda de ropa para la tarde, existe servicio de lavado y planchado. Nosotros mientras tanto le dejaremos un cómodo jersey viejo escrupulosamente limpio.
Tras la comida, una zona con sofás orejeros amplios y una televisión que emite documentales de la 2 en volumen bajito serán de su agrado si decide echar una siestecita. Existen mantas de lana a su disposición. Podemos despertarle cariñosamente cuando guste. Suavemente, sin aspavientos, con un leve toquecito en el hombro y en voz bajita. Si así lo pide, le dejamos cinco minutitos más.
Finalmente y si lo desea, le prepararemos un taper con algo de la comida del mediodía para que se la lleve a su casa, también sin incremento en el precio.

Que tengan ustedes un buen día, a ser buenos y andar bien!.

Sólo pido que si alguien en el mundo lee esto y decide montar mi restaurante favorito, me avise y por lo menos me invite una vez.

2 comentarios:

  1. Pues querido Kampfwagen, ese restaurante existe, y no lejos de donde usted vive... y la verdad, tiene una lista de espera de varios meses.
    Eso sí, lo de la siesta no, pero que tienes que ir dispuesto a que te pongan lo que haya y sin medida, eso también.
    Yo no he estado, pero he oido mucho hablar de él y debe estar por Gulina, cerca de Irurzun si no me equivoco...

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  2. Estimado Iñigus,

    Me veo en la obligación de informarle que ese restaurante que vd. comenta no está en Gulina, sino en Goldáraz. Pero dista mucho de ser como mi buen amado "Casa La Madre". Dudo mucho que le reciban a usted con zapatillas de casa, y mucho menos lo de llevarse un taper. De la siesta, ni hablar.
    Pero sí que tiene un sesgo que se asemeja, por la cantidad de comida y el esmerado servicio.
    Atentamente,

    Kampfwagen, despanzurrador de viandas.

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