domingo, 17 de octubre de 2010

Ave Caesar, morituri salutant te

Todas las despedidas son tristes, y ésta, va a ser una de ellas.

He navegado en este barco durante casi tres años, en los cuales los lectores que nos seguís ya sabéis de qué va este blog: de todo. En él he puesto lo que me parecía más interesante o merecía mi opinión, y agradezco todos los comentarios recibidos. Ha habido cocina, Internet, ciencia, humor, reflexiones, cuadrilla… todo tipo de aspectos que he pensado podían ser contados.

Pero en la soledad del puente de mando, ante la inmensidad del mar, se tiene mucho tiempo para pensar. En cosas buenas y en otras no tanto. Y es cuando el viaje se convierte en personal, cuando la opinión de un tripulante no puede corromper el espíritu con que fue botado el barco y por fin se llega a la conclusión de que hay que coger la barcaza de estribor, algo de carne seca y agua para varios días, y salir solo a luchar contra hombres y elementos o morir en el intento.

Así que ahora me apetece emprender rumbo en solitario, tener mi propia nave a la que encarar el mascarón de proa hacia septentrión, y como único equipaje una maleta vacía, para poder llenarla en mis viajes y traer aventuras para contar lo que hay más allá de la línea del horizonte.

Buen mar y buen viento, por mil millones de rayos!!!

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